Noticia martes, 14 de julio de 2020
Superó las expectativas hasta de los más optimistas
por: Zacha I. Acosta González
Martes, 14 de julio de 2020 (San Juan, Puerto Rico) – La Delegación de Puerto Rico que compitió en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Mayagüez 2010 dejó un gran legado para sus herederos: el saldo más alto de medallas de oro y de totales en la historia. Una vara que inspira a las autoridades olímpicas locales a seguir trabajando por mejores estándares de calidad deportiva para los puertorriqueños en la justa regional que se celebra cada cuatro años como inicio de un nuevo ciclo olímpico.
La presión de participar en casa siempre estuvo presente para los líderes deportivos del Comité Olímpico de Puerto Rico (COPUR) que gozaron los frutos de los esfuerzos de los anfitriones del 17 de julio al 1ro. de agosto de 2010. Era la tercera ocasión que los boricuas recibía a sus rivales deportivos de todo el Caribe y Centroamérica. Tenían la responsabilidad de salir victoriosos en la defensa de la monoestrellada. Lo habían logrado con éxito en las ediciones previas de San Juan 1966 y Ponce 1993.
Sara Rosario, actual presidenta del COPUR, tuvo el gran reto de ser la jefa de misión de tan exitosa Delegación. Estuvo entre las ocho mujeres que se destacaron en la posición de Centroamérica y del Caribe, que tuvieron la responsabilidad de centralizar los trabajos de una delegación.
«Teníamos que dar lo mejor de nosotros. Habíamos trabajado para tener una de las mejores delegaciones de la historia con más de 600 atletas y todos ansiosos porque sus familiares, amigos y pueblo pudiera celebrar sus alegrías en su país. Fue un trabajo arduo que dio muchos resultados y que continuó sobresaliendo en otros eventos del ciclo olímpico», expresó Rosario, que en ese entonces también tenía a su cargo la vicepresidencia del COPUR con el voto de confianza de su antecesor, David Bernier.
Puerto Rico conquistó 48 preseas doradas, 43 de plata y 75 de bronce para un gran total de 166 metales con una delegación de 649 atletas en 36 deportes. Las medallas de oro fueron mayores que a las 32 ganadas en San Salvador 2002, y las medallas en total superaron las 153 logradas en Ponce 1993.
«Fueron 166 medallas llenas de historia. Un resultado gratificante que sorprendió hasta a los más optimistas. Cada atleta que competía narraba su lucha y compromiso con su mejor ejecución. Vivimos momentos emocionales como la victoria del boxeador Enrique Collazo, que se tiró al suelo elevando sus manos al cielo como gesto de ofrenda a su recién fallecida madre que lo dejó huérfano y a cargo de sus hermanos menores. Fueron tantas las historias que las revivo en cada uno de sus días», contó Rosario.
En la delegación de Mayagüez 2010 afloraron grandes estrellas deportivas, que una década más tarde sirven de estímulo para los atletas de la nueva generación. Lidera el listado el velerista Enrique «Quique» Figueroa, la nadadora Vanessa García, la judoca Melissa Mojica, la fondista Beverly Ramos, la tenista Mónica Puig, el luchador Jaime Espinal y el vallista Javier Culson. Se resaltan los equipos de baloncesto en ambas ramas, el polo acuático femenino, la Selección Nacional de Boxeo, el equipo de gimnastas «Golden Boys», el sexteto de voleibol masculino, los veleristas, entre otros, y todos los atletas que se despidieron en su país y transformaron sus vidas profesionales.
«Estuvimos ante una delegación que continuó inspirada en los Juegos Panamericanos de Guadalajara 2011 donde se estableció un récord con seis medallas de oro de las 22 que se obtuvieron. Pudimos ver deportes que continuaron cosechando sus oros y se cerró un ciclo olímpico de ensueño con las dos primeras medallas olímpicas diferentes a las alcanzadas bajo el boxeo, el bronce de Javier Culson para el atletismo y la plata de Jaime Espinal para la lucha olímpica. Cuatro años más tarde se siguió trabajando con el relevo generacional llegando la medalla olímpica más deseada, el oro con Mónica Puig en Río 2016», recapituló la Presidenta del COPUR, quien ejerce el liderato de la entidad desde el 2012.
Sin duda, Puerto Rico fue tejiendo esfuerzos en veteranía y juventud con relevo generacional que despuntó en Mayagüez 2010. En Guadalajara 2011 explotaron en talento y logros medallistas de plata y bronce un año antes, como lo fue Lely Burgos en levantamiento de pesas. Impusieron su dinastía los equipos de baloncesto en ambas ramas y los veleristas Enrique «Quique» Figueroa y Víctor Aponte. Las nuevas caras despuntaron como la del dorado luchador Franklin Gómez y la primera campeona en boxeo Kiria Tapia.
Puerto Rico esperó pacientemente 16 años para resurgir en el podio olímpico con las primeras preseas para atletismo (bronce) y lucha olímpica (plata) por dos atletas que su pueblo los acurrucó en Mayagüez 2010: el vallista Javier Culson y el luchador Jaime Espinal. Cuatro años más tarde se canta La Borinqueña en el Olimpo con el oro de la tenista Mónica Puig en Río 2016.